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La sonrisa de los voluntarios olímpicos, la mejor tarjeta de presentación de Beijing 2008
2006-01-20 00:00
 

Luo Xianqiu, una señora de 64 años, dedica gran parte de su tiempo libre a enseñar el ejercicio de tai-chi conocido como «la bola» a más de 1000 ancianos y minusválidos de cuatro ciudades chinas.

Con ello, Luo, cuyo sueño es que este ejercicio que combina tai-chi y tenis alcance la categoría de deporte olímpico, espera ser aceptada como voluntaria de las Olimpiadas que se celebrarán en Beijing dentro de tres años.

Luo es tan solo uno de los numerosos ciudadanos chinos que han convertido el voluntariado en parte de sus vidas y que aspiran a trabajar de voluntarios durante la cita olímpica, deseo avivado tras reconocerse el importante papel que desempeñaron los voluntarios de Sydney y de Atenas.

Este entusiasmo es compartido por el grueso de la población, desde alumnos de primaria hasta personas de más de 80 años. Se calcula que en agosto del año próximo, momento en que empezarán a aceptarse las solicitudes, su número rebasará el medio millón.

Beijing calcula que necesitará unos 120 000 voluntarios, 100 000 en primera línea y por los menos 20 000 de reserva.

La Asociación de Voluntarios de Beijing y el Comité Olímpico de Beijing han colaborado en la elaboración del perfil ideal de los candidatos. Según dicha asociación, el requisito más importante es la disponibilidad de los solicitantes, es decir, el número de horas que están dispuestos a dedicar al trabajo voluntario.

Al destacar este punto como factor decisivo, lo que pretende la capital china es que los ciudadanos interesados en el trabajo voluntario lo conviertan en una parte más de sus vidas.

«Acumularemos millones de horas de voluntariado, hecho que representará un enorme cambio para China», afirmó Zhang Yanchun, subsecretario general de la Asociación de Voluntarios.

Los programas de voluntariado están teniendo una excelente acogida entre los jóvenes chinos, que incluyen esta experiencia en sus currículos.

Según las autoridades beijinesas, la dulce sonrisa de los voluntarios será la mejor tarjeta de presentación de la ciudad.

Pero a medida que se pongan en marcha nuevos programas de voluntariado, se espera que, además de sonreír, los voluntarios realicen su trabajo con plena confianza.

«Como voluntarios olímpicos, debemos dispensar el mismo recibimiento entusiasta tanto al deportista estadounidense Michael Jordan como a cualquier ciudadano común procedente de una pequeña población china», comentó el profesor Ren Hai, responsable del grupo de in

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